martes, 21 de junio de 2016

X=RespiraciónY+sentimiento



























Atravieso el cielo por trazos, uno a uno
en incontables miradas perdidas que se paran en todos los sitios
mientras todo se mueve.
Yo me inmovilizo por naturaleza,
rodando con ojos cerrados y mente abierta
porque no sé si quiero andar.
Tampoco sé si soy capaz de asentir al viento sin entender sus preguntas,
ni de refugiarme en una tranquilidad ciega
que yo u otros me han comprado o vendido.
Así que tengo esta mi propia forma de respirar,
sacando sentimientos  de los momentos,
puede que para no perderlos.
Reinventando sin pensar todas esas sensaciones que lato
y que se definen con el verbo amar,
composición química de mi sangre.

¿Dejar que te vayas con mis lágrimas?
¿A dónde vas a nadar si no me dejas ahogarme en ti?
Hay un solo cuarto de espera, una vida para ser vivida.
No hay diferentes tipos de mañana;
sólo una interrumpida por los vagos matices donde soñamos,
tan sólo caminando poco a poco por el suelo de mis pensamientos.

De entre todos los líquidos
mastico la tinta que produce el mundo,
un amargo sendero que me abre su sangre.
Tanto es así que los conozco
y vivo entre los devoradores de prisa
y los tejedores de plástico afectivo,
entrelazados en su magma de papel higiénico, extenso pero frágil,
si es que yo no voy a caerme en cualquier momento.
Si no hay memoria en las alcantarillas,
ni pasadizos en los contenedores catódicos de almas eléctricas,
más allá de sus imágenes sordas y mudas,
yo podría marcharme volando en un atardecer rojo
que por casualidad llorara al mismo tiempo que yo,
pero mi cuerpo de plumas acuchilladas que se quejan,
cubiertas de heridas,
lo sostienen a veces fragmentos de las costillas de algún ángel,
la suerte sólida del sufrimiento ligero,
cuando no tengo miedo a ser el gas que salga libremente
de este innombrable recipiente.
Nadie debería asustarse de la variable de su propia gravedad;
así yo de la respiración de mis propios sentimientos,
único caos con sentido...




Foto:
-Sin título, de Christopher Hohler


  



 


jueves, 16 de junio de 2016

Prólogo "Sol eléctrico amarillo"



































Ya disponible en la red el nuevo libro de Groenlandia:
Sol eléctrico amarillo, de Manuel Onetti 
 
Prólogo: Jose Ángel Conde 
Cubierta: José Naveiras 
Fotografías: Alfonso Vila y Mayte Sánchez 
 
Según el principio de incertidumbre de Heisenberg no sólo es imposible determinar exactamente la posición y el momento (y por tanto la velocidad) de un sistema físico al mismo tiempo, sino que el propio proceso de observación afecta a lo observado. Lo que vale para las partículas puede que también valga para las palabras, y así el lector experimentará igualmente un sistema o microuniverso poético vivo sobre el que influirá su propia percepción, en el momento en que lo está leyendo” 
(del prólogo de José Ángel Conde).

Disponible en los siguientes enlaces: