lunes, 19 de diciembre de 2016

FEMA





























Estado de emergencia.

El silogismo de la muerte es sencillo.

¿Por qué tanto temerla si llegará de una u otra forma,

sin que sepamos el día?

El miedo auténtico es el que tenemos a la libertad

y por ello deseamos que nos la quiten.

La única solución lógica y definitiva

a los jinetes del terrorismo, la guerra, el desempleo o la pandemia

pasa por la extinción total y voluntaria de nuestra especie.

Cuando el cielo se cierra,

el oxígeno y la escarcha de la Tierra,

sin nadie que los respire,

se convierten en moho,

blanco de disgregación autogenerada

por desesperación y abandono.

FEMA -
CC by -
Jose Ángel Conde Blanco
  





Foto:
-Viñeta de Give me Liberty
novela gráfica ilustrada por Dave Gibbons y escrita por Frank Miller







lunes, 14 de noviembre de 2016

Paja fundida















































Hay días en que las cuencas están vacías de sus ojos
sin que se sepa cómo han salido,
dos agujeros monocordes
que no recogen nada que pase por delante de ellos,
ni siquiera la propia oscuridad,
con lo que los miembros se hacen de paja
pero pesan tanto porque no hay
ningún viento con interés en moverlos.
Entonces hay que buscar como sea conectarse a la vida,
enredando las manos ciegas
en todo tipo de cables y aparatos morales,
baterías para la máquina
ahora a merced de ser encendida por otros.
La paja se puede desmoronar y no caer jamás al suelo,
riéndose del metal de la obligación.
Ligero e inútil te rodeas
de un campo de girasoles gaseosos
que pronto se girarán hacia el astro que tú quieras
si esperas lo suficiente,
al amanecer de la cura.




 Foto:
-Klaustrofobia, de Talat Darvinoğlu 









domingo, 23 de octubre de 2016

Untermensch




Todavía nos preguntamos por qué sigues existiendo
cuando, desde tu nacimiento, estás destinado
al campo de concentración de tu identidad,
cuando toda posibilidad de elección ha sido anulada
de un paisaje que nunca ha sido tuyo,
en el que tan sólo te desarrollas
porque nosotros te dejamos,
extendido en el suelo del hábitat de inmundicia
sobre el que te desarrollas junto con los demás ejércitos de detritus,
masas de carne tan sólo orgánicas,
sub-humanos,
con la única necesidad de ser que tendrían nuestros propios excrementos,
la de servir de río escatológico de todo lo sobrante,
tan poco que ni siquiera es nada.

Feo, deficiente, débil, pobre, perdedor.
Te hemos concedido vivir para que sientas
la agonía de tu propia podredumbre,
para que cada día te torture incesantemente
con la realidad de su propia inutilidad,
tan sólo para que sintamos el maravilloso placer
del desarrollo ritual de tu infección y corrosión,
tan sólo para que sientas que nunca podrás ser como nosotros,
para que todos los días nuestras miradas te escupan
sin que puedas cambiar nada,
tu vida con las vidas de los demás vacíos,
distribuyéndose entre dígitos
hasta el día eterno de vuestra desaparición global
en un destino común de opresión.

Espeso el aire,
el que nosotros te arrendamos.
No se respira libertad.
Tus rodillas astilladas de obedecer y producir,
te exprimes durante tu ocio en zumo de esclavo,
uno más de nuestros sabores.
Queremos tu vida, no tu opinión.
¿Cómo te atreverías a vivir sin nuestro combustible,
si no sabes vivir?
Consúmete en los grilletes candentes de tu producción.
No vas a cambiar nada,
porque no puedes ser nada.
Nosotros gestamos y diseñamos tu servidumbre,
desde antes que nacieras.
Existes,
pero eres inútil.
Nosotros los perfectos,
los que tenemos derecho a excluirte
como los anticuerpos aniquilan los virus,
plaquetas inteligentes y dominadoras
en el cuerpo de este universo terrible
pero favorable por siempre a nuestros intereses.
Nosotros los que tenemos derecho a no escucharte,
materia inexistente y eternamente sobrante,
a dejarte aislado y lejos de todo,
a pedirte si quisiéramos,
amablemente,
que te autodestruyas.
Sería natural,
sería justo,
sería lógico.
Pero, en la mismísima esencia de nuestra grandeza,
está nuestra misericordia,
esa misma que te permite despertarte a cada mañana
para que asistas a nuestras orgías de poder y belleza,
para que, en definitiva,
personificación del asco,
seas el objeto último de nuestra cósmica burla.




Foto:
-Die Form - Philipp Fichot, de M. Hulle R.






lunes, 10 de octubre de 2016

Seiltanz






































SEILTANZ
(Danza de cuerdas)

Videoimprovisación que trata de dar una nueva dimension al arte del bondage a través de la danza.
Un videoproyecto elaborado en Alemania por la artista Schmerz Möbel, el videocreador Jose Angel Conde (Josef A.) y la plataforma de bondage Hanah - restrictive arts.

Idea y producción: Schmerz Möbel
http://schmerzmoebelbau.de/

Imagen y edición: Jose Ángel Conde (Josef A.)
josef-a.com/

Bondage art: Hanah - restrictive arts
facebook.com/H.restrictive.arts/

Bailarinas: Sylvia, Lucia, Nancy, Eva, Anna

Música: Samarah, La Nueva División, Noisesurfer, Subterrestrial, Unfactory, Whispering Souls, BLUnderwood, Stud, Formatt, Opal2000, Leidi Misterie & Nordbeck

Disponible en Vimeo y YouTube

Version corta:
https://vimeo.com/186003547
https://youtu.be/ytfhHcrBhGM

Version larga:
https://youtu.be/g4w1DLyFVTs













miércoles, 21 de septiembre de 2016

Alas remendadas





































Cárcel de mis ruinas,
el hombre frente a su mundo
suponiendo que sepa cuál es.
Ahora me sitúo sin remedio frente a mí,
aquí en medio de tantos siglos lejos de ti.
Ahora todo se me aparece,
aquí no sé qué cara o máscara ponerme,
si los cambios de luz son los que afectan a la piel sobre mi corazón.
Replegado en mí como una araña,
harto para el mundo y con remendadas alas para volar,
un ridículo ángel trajeado intentando volar sobre los edificios
para no ser parte del asfalto negro de la civilización
ni de los grumos que lo componen,
embadurnado de suelo,
cosiendo sus miembros para la terrible guerra de los sentimientos,
formando parte de la aviación melancólica
que lanza bombas sin saber dónde impactarán.
Sujeta el esqueleto, espíritu,
y deja que los ojos inicien el despegue.
Las palabras, aun escritas,
no siempre brillan,
pero el hada blanca de pelo rojo se aparece intermitentemente
nadando desnuda a través de los abismos de la realidad.





Foto:
-Fotografía promocional de Willy Vanderperre para la banda Amenra






  

lunes, 29 de agosto de 2016

Visibilidad en el espacio











































Melena madre en la Tierra,

un útero que habla desde cualquier distancia,

vacía oquedad llena de sueños y principios

hacia la que atraen los cariñosos brazos de roble,

suaves y firmes como una espada de algodón

mientras tu dedo cierra mis labios

como una pluma,

condensando en chispas

la sal embriagadora de tu boca.

Un gesto,

todos los gestos,

salen de su mirada parda

y así es como veo a la dama suave

con su decimonónica desnudez

siempre sonriendo con labios de esperanza,

semirreclinada en el diván de la vida,

donde la oscuridad envuelve nuestro abrazo.



Quiero perderme en lo que digo,

quiero creer que estoy en lo que escribo

para no salir disparado al espacio.



No sé cuantas veces he tocado la tapadera de la Tierra

ni echo de menos las conversaciones visuales de los gases

cuando queda tanto que descubrir aquí abajo,

en las tormentas de átomos convertidas

en relámpagos de vidas ruidosas, inconexas,

intentando y creyendo llegar siempre a alguna parte.

Los padres duermen simétricos como estatuas egipcias

mientras los hijos se sienten como sedimentos de los titanes,

desparramados,

formando parte de un trazado imposible de sangre y esperanzas,

el laberinto que conforma el mapa de la existencia.

Yo intento comprender su diseño

siendo aplastado por sus cimientos

y construyendo los míos en el aire

para que mis gritos solitarios

sean devueltos con respuestas,

mientras espero caminando en la niebla.



Las espirales de humo cifrado se abren a veces

dejándome ver los fotones que forman,

los intentos de forma que andan.

Miro con mi silencio,

más allá del mar de confusión cotidiana,

y veo tus ojos proféticos,

tu arcada de cariño,

lejana y cercana como un campo humano,

inútil intentar enmarcarla

en ninguna de mis observadoras ventanas.

El mar de vivencias se ha encrespado

y por fin filtra al caduco espectro luminoso

la luz sensual de la sal ocre de tu cuerpo,

con la solemnidad de una mesa de roble cárnico,

una espalda desnuda puerta a tu sonrisa

que me mira escalando la cima de tus hombros,

los caramelos de tus ojos

viajando hacia los que creo míos,

impulsados por el viento de tu melena

que estremece mi piel siempre aturdida

y me hace sentirme sentado

en el concreto y terráqueo planeta

al que das forma y en el que te sientas.

Visibilidad en el espacio -
CC by -
Jose Ángel Conde Blanco
 






Foto:
-Fotografía de Rik Garrett, perteneciente a la serie Earth magic








miércoles, 20 de julio de 2016

Bichos








































Echados de todos los lugares
sólo podemos encontrarnos en aquellos sitios que no tienen entrada,
aquellos donde tu piel no tiene cobertura de hueso,
aquellos donde tus miembros son hojalata comparativa
y aquellos donde tu piel se pregunta si está en su sitio.
Traumas que se estudian a sí mismos,
hombres llorando porque saben que van a vivir,
los raíles de todos los trenes pasando por encima de ellos
y pensando que cualquier palabra puede pasar con la misma velocidad
y tan inadvertida como si tu dolor no existiera.
La sinfonía de los animales de la ciudad es la música que ahora escucho,
la sinfonía de seres que viven en medio de la amenaza diaria
de una muerte de asfalto y ruido, de escaparates y de tedio.

Soy el gorrión aplastado en el asfalto
el ojo afilado de mi angustia separado y escupido de mí
por una máquina cuya función es aplastar,
como todas las máquinas.
Me retuerzo en un inútil estertor contra el suelo pegajoso,
observando los trozos de mi corazón
   como si así pudiera juntarlos.
En medio de esta artística y melancólica putrefacción
el sol me lanza sus feromonas
como si quisiera copular con una creación en dorado.

Soy la rata,
atenta siempre al concierto de los gusanos,
huyendo de la luz que quema
para lanzarme voluntariamente a la inmundicia,
para en ella buscar respuestas.
Esa luz es como el palo que remueve los restos del gorrión,
como ese rechazo tuyo,
lo formado y terminado apartando con bello desprecio
las deformes partes imaginarias que me forman,
las rosas marchitas desmembrándose sin que siquiera las cojas,
formando un camposanto de posibilidades perdidas.

Todo esto forma el gusano
que se retuerce en sus propios anillos de frustración,
anatómico collar que acaso porte alguna mariposa intoxicada,
errante entre las torres de lo supuesto,
volando en la polución
hacia el gran corazón gris que desafía a la ciudad.

Prosigue el lenguaje alquímico de la fauna urbana,
la paloma posándose sobre la tubería anclada a la pared que se desconcha
en el momento preciso para que mi mente de piedra la recoja
dentro de una de tantas habitaciones a las que me retiro.
Vivo con la lógica de las tuberías
que me rodean con sus laberínticas evoluciones,
atravesando pilares, edificios y todo lo que seamos capaces de crear,
en una perforación constante que se me escapa,
brazos huecos sin vida que buscan llegar a todos sitios
mientras yo no sé moverme de mi casa.
De la perforación surge ese polvo desconocido
que me cubre allá donde voy como una menta de oxígeno,
sucio aunque no deje de lavarme,
ordenando una y otra vez el desorden que provoco y me provoco,
llevando a todas partes un vertedero no se sabe de qué escombros formado,
antes de convertirse en una piel propicia para las carreras de insectos
que degustan a los que se arrastran.

La paloma gris se posa sobre el blanco patio decaído,
tras ella la luz naranja de la mampara de un aseo
formando una especie de sol doméstico,
enmarcado por una ventana como otra cualquiera.








  Foto:
  -Ilustración de Santiago Caruso para Los cantos de Maldoror
   edición de Valdemar (colecciòn Gòtica nº100)




 





martes, 21 de junio de 2016

X=RespiraciónY+sentimiento



























Atravieso el cielo por trazos, uno a uno
en incontables miradas perdidas que se paran en todos los sitios
mientras todo se mueve.
Yo me inmovilizo por naturaleza,
rodando con ojos cerrados y mente abierta
porque no sé si quiero andar.
Tampoco sé si soy capaz de asentir al viento sin entender sus preguntas,
ni de refugiarme en una tranquilidad ciega
que yo u otros me han comprado o vendido.
Así que tengo esta mi propia forma de respirar,
sacando sentimientos  de los momentos,
puede que para no perderlos.
Reinventando sin pensar todas esas sensaciones que lato
y que se definen con el verbo amar,
composición química de mi sangre.

¿Dejar que te vayas con mis lágrimas?
¿A dónde vas a nadar si no me dejas ahogarme en ti?
Hay un solo cuarto de espera, una vida para ser vivida.
No hay diferentes tipos de mañana;
sólo una interrumpida por los vagos matices donde soñamos,
tan sólo caminando poco a poco por el suelo de mis pensamientos.

De entre todos los líquidos
mastico la tinta que produce el mundo,
un amargo sendero que me abre su sangre.
Tanto es así que los conozco
y vivo entre los devoradores de prisa
y los tejedores de plástico afectivo,
entrelazados en su magma de papel higiénico, extenso pero frágil,
si es que yo no voy a caerme en cualquier momento.
Si no hay memoria en las alcantarillas,
ni pasadizos en los contenedores catódicos de almas eléctricas,
más allá de sus imágenes sordas y mudas,
yo podría marcharme volando en un atardecer rojo
que por casualidad llorara al mismo tiempo que yo,
pero mi cuerpo de plumas acuchilladas que se quejan,
cubiertas de heridas,
lo sostienen a veces fragmentos de las costillas de algún ángel,
la suerte sólida del sufrimiento ligero,
cuando no tengo miedo a ser el gas que salga libremente
de este innombrable recipiente.
Nadie debería asustarse de la variable de su propia gravedad;
así yo de la respiración de mis propios sentimientos,
único caos con sentido...




Foto:
-Sin título, de Christopher Hohler